Fue la única profesión que Cristo Nuestro Señor, aceptó... desde el principio de su ministerio aquí en la tierra se hizo llamar "Rabí" que significa maestro... Hoy queremos agradecer a todos los educadores que de una u otra forma, se entregan a nuestros hijos y los conducen haciendo una labor que nos corresponde a nosotros como padres de familia, sin embargo, a veces la entregamos a ellos por diferentes motivos que nosotros no podemos cumplirla... pero sin embargo, eso no significa que vayamos a evadir toda la responsabilidad que tenemos en el núcleo familiar y social... tanto es responsabilidad de padres como de madres...
Esa labor, no solamente incluye la instrucción, también incluye la educación por el número de horas que pasamos con ellos, sino que también es formativa, desde el momento que yo matriculo a un niño en la escuela, como rector me hago cargo de eso... y así debo hacérselo saber a los educadores de mi institución educativa; y yo como rector tengo la misión y el deber de supervisar ese trabajo, para ver si se está cumpliendo a cabalidad, no pasando mis miedos, mis temores, frustaciones, complejos falencias y demás a unos inocentes que no tienen por qué asumir ese carma... ahí sí es como decía Juan Jacobo Roseau: " El niño nace inocente y la sociedad lo corrompe"
Seamos merecedores de ese título de "maestro", así sea un docente de una cátedra universitaria.