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domingo, 10 de mayo de 2015

LA MUJER EN LA POESÍA COLOMBIANA

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy

TOMADO DE: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/cultural/ellas-escriben-la-poetica-de-las-mujeres-del-caribe-colombiano-99848

Agradecimiento a la rectora Mariela Solano por el envío de este correo.

*Encarnación García, la poeta ágrafa en el Museo Rayo*
ÁGRAFA: (Según el diccionario de la RAE(Real Academia Española)


ágrafo, fa.
(Del gr. ἄγραφος).
1. adj. Que es incapaz de escribir o no sabe hacerlo.
2. adj. Dicho de una persona: Poco dada a escribir. U. t. c. s.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

{
HISTORIA DEL MUSEO RAYO
(TOMADO DE http://www.museorayo.co/prueba/historia/ En 1973 como reconocimiento por el premio que recibió Omar Rayo en la Bienal Sao Paulo, el municipio de Roldanillo le dona un terreno con el fin de crear nuevos espacios y posibilidades para el arte. Fue así como decidió fundar un Museo de dibujo y grabado latinoamericano: El Museo Rayo. Al año siguiente viajó a México y obtuvo del arquitecto Leopoldo Gout laimage 1 maqueta de lo que hoy es el edificio. El diseño, inspirado en elementos de la arquitectura maya, consta de ocho módulos octogonales, cumpliendo con los requerimientos arquitectónicos para este tipo de entidades. En 1975 se obtuvo la personería jurídica de la Fundación Museo Rayo. En 1976 se puso la primera piedra, en 1980 se terminó la construcción total y el 20 de enero de 1981 se hizo la inauguración oficial del Museo; el cual está construido en un terreno de 4.800 mts2.
Desde su inauguración, el Museo Rayo se ha dedicado a exponer la obra de su fundador y de artistas latinoamericanos. Se ha presentado exposiciones individuales y colectivas de grandes maestros de dibujo y elimage2 grabado, quienes frecuentemente imparten talleres y dictan conferencias al público.}








 

En mis primeros años le oí enseñar y cantar a mi padre, maestro de escuela primaria de Cundinamarca, el himno a la bandera colombiana Salud, adorada bandera que un día, batiendo sus pliegues allá en Boyacá sellaste por siempre la lucha bravía de un pueblo que ansiaba tener libertad.Nunca supe su autor, pero aún lo recuerdo. También en las cartillas de aprender a leer estaban El gato bandidoLa pobre viejecita de Rafael Pombo.
En mis clases de matemáticas en el bachillerato del seminario claretiano el padre Alfonso Olaya nos leyó A través del desierto del nobel Enrique Sienkiewics que nos mantuvo extasiados a sus alumnos y en las clases de latín el padre Luis Alfonso Barrera me introdujo al estudio de la estilística helénica y latina con autores como Homero, Virgilio, Ovidio, Horacio, Safo y Catulo.
En las de preceptiva literaria, el padre Jesús Alfredo Silva del Huila, nos mostró a Platero y yo de Juan Ramón, a La Perrilla de Marroquín, El Vértigo de Núñez de Arce y sobre todo nos abrió la puerta a la poesía clásica española con el Arcipreste de Hita, el Marqués de Santillana, Jorge Manrique, Garcilaso, Gutierre de Cetina, los Argensola, Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Cervantes, Quevedo, Góngora y Argote y los colombianos Silva, José E. Rivera y Álvarez Henao con el Nocturno, La paloma torcaz y la Abeja. Fue una mirada fugaz y hasta la entrada al mundo de poesía.
No tuve la suerte de conocer a los ingleses, franceses, alemanes, italianos, rusos y otros modernos con las diversas épocas y movimientos. Eso nos podía distraer del estudio de temas propios del convento y del alejamiento del mundo laico. Qué desperdicio.
Ya, por mi cuenta, entré de lleno a saborear la lírica griega, la latina, la medieval hasta llegar a la actual. La colombiana y latinoamericana no formaba parte de todo ese conjunto. La encontré como un añadido, consecuencia y experiencia que se fue formando después de la llegada de los españoles en 1492 y sus catecismos y diccionarios. Y fue quedando desordenada y descuidada. Sobre todo en relación a  la mujer.
Observé que vinieron a sumarse al Olimpo de la poesía universal la Madre Josefa del Castillo, Vargas Tejada, José Joaquín Ortiz, Julio Arboleda, Epifanio Mejía, hasta llegar a Jorge Isaacs, Candelario Obeso, Tomás Carrasquilla, Julio Flórez, Silva, Vargas Vila, Gregorio Gutiérrez, Rafael Pombo. Más cerca de nosotros en la fila oficial se hallaban Isaías Gamboa y otra gran cantidad de poetas hombres. Más tarde aparecen en otra lista Soledad Acosta, María Cano. En época reciente entran al corro Mercedes Carranza, Matilde Espinosa. Quedan en el anonimato Agripina Montes de Valle, Carmelina Soto, Dominga Palacios, Mariela del Nilo, Meira Delmar, Olga Elena Mattei, Cecilia Balcázar, Gloria Cepeda.
El 28 de noviembre de 2012 son presentadas en sociedad por la Universidad de Córdoba 40 poetas del Caribe* y entre 2013-14 la Editorial Apidama, con el auspicio del Ministerio de Cultura, presentó una amplia Antología de las poetas mujeres desde 1900 hasta 1949 y otra desde 1950 hasta nuestros días. Alfonso Martán Bonilla ofrece un comienzo de investigación sobre los representantes de la Poesía Afrocolombiana en un libro de 2008 que recoge la obra de mujeres y hombres de varias regiones de la patria. Se ven en páginas de Internet intentos del estado del arte de la poesía en Colombia con sesgos según gustos y orientaciones personales de los autores.
Queda en el tintero una recopilación actual lo más inclusiva posible de la constelación de mujeres poetas colombianas con su obra y resonancia en el contexto nacional e internacional. Recibimos colaboración para elaborarla.
 

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